Cuando hablo de Horacio "Tato" Turano, no sólo me refiero al  multinstrumentista y cantante argentino, talentoso y sutil, con un extenso y prestigioso historial musical tanto dentro como fuera del país. Sino también a ese que hoy, gracias a la ductilidad que lo caracteriza, puede ejercer de "muleto" de cualquiera los cinco Maestros de "Les Luthiers" con solvencia y profesionalismo.

Él es multifacético, multiinstrumentista, multiatrevido, como buen hombre del jazz.
Pero el hombre también es tanguero, por herencia barrial. Cantor, de los buenos.
Pero lo más importante es que es amigo mío, como un hermano.

Músico creativo, sensible y versátil, Tato logra en los espectáculos de Les Luthiers ciertas hazañas que ningún Luthier sería capaz de emular: ejecuta magistralmente las partes instrumentales de cada uno de los integrantes, declama con voz magnífica los parlamentos de todos y canta las obras vocales mucho mejor que nosotros.

Como si eso no fuera suficiente, es un señor encantador, un amigo solidario, se lleva bien con todo el mundo y exhibe la envidiable virtud de estar siempre de buen humor, lo que hace muy grato el trabajo en común.

¡Y además prepara unos "Fettucini alla Tato" deliciosos!